"Alguna vez durmió y en sus sueños estaba el ímpetu del tren. Ya el blanco sol intolerable de las doce del día era el sol amarillo que precede al anochecer y no tardaría en ser rojo. También el coche era distinto; no era el que fue en Constitución, al dejar el andén: la llanura y las horas lo habían atravesado y transfigurado. Afuera la móvil sombra del vagón se alargaba hacia el horizonte". (En "El sur", Jorge Luis Borges.)
La inmóvil sombra del vagón
"Alguna vez durmió y en sus sueños estaba el ímpetu del tren. Ya el blanco sol intolerable de las doce del día era el sol amarillo que precede al anochecer y no tardaría en ser rojo. También el coche era distinto; no era el que fue en Constitución, al dejar el andén: la llanura y las horas lo habían atravesado y transfigurado. Afuera la móvil sombra del vagón se alargaba hacia el horizonte". (En "El sur", Jorge Luis Borges.)
Prejuicios
"La lengua entronada
construye y deconstruye.
Lengua lacerante y sorda
lleva siempre en lo dicho una mirada taxativa,
traducción de un juicio definitivo
que no admite defensa:"
(André Pierroux).
El río que no se ve, el eco que cae en la boca
“En el valle hay un sólido puente de hierro que el tren atraviesa sin cambiar de llanura, rumbo a otra localidad exactamente igual a nuestro pueblo.
Bajo el puente hay nieve en invierno y sombra en verano. Jamás se ve agua en el fondo.
El río no se preocupa del puente; discurre a su lado".
(Fragmento del libro "En tierras bajas" Herta Müller.)
Equivocación de paisaje
.
.
"Aquí y allá la tierra está partida,
mitad desolación, mitad ceniza."
(Delfina Tiscornia Gálvez . "Equivocación del paisaje")
Χάρων
Desde el deseo
Percepciones
Pausas y renovaciones
"Ocurre muy de vez en cuando. Chirría el eje de la tierra y esta se para. Y entonces se para todo: tormentas, navíos y las nubes que pastaban en los valles. Todo. Incluso los caballos en los prados se quedan inmóviles como en una partida de ajedrez por jugar.
Y un instante después el mundo se pone de nuevo en movimiento. El océano traga y regurgita, los valles humean y los caballos pasan del campo negro al blanco. Se oye también un sonoro chasquido de aire contra aire.
("Cuando el mundo se detiene", Poesía Completa, Zbigniew Herbert.)
Confusa memoria del mundo del que procedes.
"La soledad es una amputación no visible, pero tan eficaz como si te arrancaran la vista y el oído y así, aislada de todas las sensaciones exteriores, de todos los puntos de referencia, y sólo con el tacto y la memoria, tuvieras que reconstruir el mundo, el mundo que has de habitar y que te habita.”
(Fragmento de "La soledad era esto", Juan José Millás.)
Versiones de la fatiga
"Iban y venían, ... silenciosos, como vuelan las moscas de otoño cuando el calor, la luz y el verano han pasado, penosamente cansadas, irritadas, arrastrando sus alas muertas contra los vidrios."
(Fragmento de "Las moscas de otoño", Irène Némirovsky.)
(Fragmento de "Las moscas de otoño", Irène Némirovsky.)
Las alas que sostienen el mundo
XXIII
Siempre habrá tiempo,
pero nunca sabremos qué será
de la hoja barrida por el viento
sobre tanta aridez tan calcinada.
El cielo sin clemencia del verano
no sacia la sed
de quien se apoya en la ventana:
sobre las ramas secas que arden tiembla el aire
y en la trágica inminencia
las alas de la mariposa que sobrevuela el fuego
sostienen el mundo.
(Poema de Alberto Szpunberg)
El viaje de las palabras

"Escribo por falencia, por descolocación; y como escribo desde un intersticio, estoy siempre invitando a que otros busquen los suyos y miren por ellos el jardín donde los árboles tienen frutos que son, por supuesto, piedras preciosas".
(Fragmento de "La vuelta al día en ochenta mundos", Julio Cortázar.)
En el eco sostenido del silencio
XII
Hojas
como alas
en
el viento,
sorprendidas,
por
temor de la sangre,
íntimos
ríos,
que
llevamos y nos llevan
al
encuentro de nosotros
como
un pálpito
en
el eco sostenido del silencio.
(“Cómo
solo la muerte es pasajera”, Alberto Spunberg.)
Sutil cadencia
Mudez de pájaros y viento
Como una lágrima de silencio en los ojos del pájaro
"... Una mirada perdida en el pájaro,
un pájaro perdido en la mirada
... Las olas perseguidas por los ojos
Las olas perseguidas por el silencio
El silencio en la mirada del pájaro
Las olas en la mirada del pájaro
.. Es preciso crear la luz y el sueño
En el hueco de la mano" (...)
(Fragmento de "Un día vendrá", en "El ciudadano del olvido", Vicente Huidobro.)
Después del aguacero
¿Viste
cómo llueve? Llovió así toda la noche
y a cada cierto tiempo yo te hablaba, estuvieras donde estuvieras,
aunque fuera en el extremo más inalcanzable
de la tierra. Cuando llueve así, toda la noche, te decía
pareciera que el mundo va a desprenderse de su eje,
pero la sorpresa más inmensa es que el vendaval termina
y todo permanece como estaba, apenas un poco de desorden
que lentamente se transforma en armonía.
Desde niños, vivimos sobreviviendo a catástrofes como esa,
a los efectos de lo que tendría que haber pasado y no pasó:
que la casa se inunde y nuestras cosas se pierdan
arrastradas por la marea sucia, entre piedras y palos
y restos de animales, un desperdicio más lo que hasta entonces
ha sido nuestra historia, los objetos
que
confirman que somos seres físicos y no un soplo
filtrándose desde afuera de esa vida brutal de la materia
que no se detiene jamás para incluirnos. ¿Soñaste alguna vez,
cuando llega la violencia del aguacero,
con que el río se salga de su cauce para siempre y nos empuje,
soñaste con la noche en que el rayo finalmente nos alcance,
descalzos bajo la luz, como esperando saber algo
que sólo el impacto de una fuerza sobre el cuerpo
podría revelarnos? Pero el rayo no cae, no cayó.
Ese es el mayor desastre que conozco: haber estado al borde,
una noche, de que nos fuera concedida una verdad
extraordinaria, y al amanecer darnos cuenta
de que somos los mismos y no sabemos nada
que no supiéramos ya.
y a cada cierto tiempo yo te hablaba, estuvieras donde estuvieras,
aunque fuera en el extremo más inalcanzable
de la tierra. Cuando llueve así, toda la noche, te decía
pareciera que el mundo va a desprenderse de su eje,
pero la sorpresa más inmensa es que el vendaval termina
y todo permanece como estaba, apenas un poco de desorden
que lentamente se transforma en armonía.
Desde niños, vivimos sobreviviendo a catástrofes como esa,
a los efectos de lo que tendría que haber pasado y no pasó:
que la casa se inunde y nuestras cosas se pierdan
arrastradas por la marea sucia, entre piedras y palos
y restos de animales, un desperdicio más lo que hasta entonces
ha sido nuestra historia, los objetos
filtrándose desde afuera de esa vida brutal de la materia
que no se detiene jamás para incluirnos. ¿Soñaste alguna vez,
cuando llega la violencia del aguacero,
con que el río se salga de su cauce para siempre y nos empuje,
soñaste con la noche en que el rayo finalmente nos alcance,
descalzos bajo la luz, como esperando saber algo
que sólo el impacto de una fuerza sobre el cuerpo
podría revelarnos? Pero el rayo no cae, no cayó.
Ese es el mayor desastre que conozco: haber estado al borde,
una noche, de que nos fuera concedida una verdad
extraordinaria, y al amanecer darnos cuenta
de que somos los mismos y no sabemos nada
que no supiéramos ya.
("Llueve”
poema de Claudia Masin, de su libro “La Plenitud ”)
La voz del agua dulcemente cierra el mundo
El llamado del río

Respiración
"Y atrapó el aire
para volver a ver
y respiró
como si inaugurara el mundo."
("Respiración", Victoria Olleros")
De qué aire se cubre la luz
XXIX
La hiedra reverdece en la pared del patio,
un brote se asoma a mi ventana
y me explica por qué has venido,
de qué aire
la luz violeta
se cubre de estrías doradas
y tus ojos, como un milagro, amanecen.
(Alberto Szpunberg, "El libro de Judith")
La hiedra reverdece en la pared del patio,
un brote se asoma a mi ventana
y me explica por qué has venido,
de qué aire
la luz violeta
se cubre de estrías doradas
y tus ojos, como un milagro, amanecen.
(Alberto Szpunberg, "El libro de Judith")
Como un salmo, la luz
"Para moversse en el revés de la sombra,
repite, como una letanía,
el canto de la creación"
(Victoria Olleros, Nunca la oscuridad.)
Como entre lágrimas al través de los claros flecos del agua
Las nubes oscuras como sombras de árbol se habían ido, se habían perdido tras de los últimos cerros más altos, se habían ido como el sueño, como el reposo. El día era ardiente. La noche era ardiente, encendida de luces fijas y metálicas.
En los cerros y los valles pelados, llenos de grietas como bocas, los hombres se consumían torpes, obsesionados por el fantasma pulido del agua, mirando señales, escudriñando anuncios...
A medida que subía el sol, la sensación y el color de aridez eran mayores. No se veía nube en el cielo de un azul llama. (...)
Todo lo que se dominaba del paisaje, desde la colina, era una sola variedad de amarillo sediento sobre valles estrechos y cerros calvos, en cuyo flanco una mancha de polvo calcáreo señalaba el camino.
Parecía aguardarse un incendio.
(...) El aire estaba espeso e irrespirable, el sudor le corría copioso y él giraba y corría siempre aguijoneado por la angustia.
... Era agonía. Era sed. Un olor de surco recién removido flotaba ahora a ras de tierra, olor de hoja tierna triturada.
... Y otras frías en el pecho grasiento de sudor, y otras en los ojos turbios, que se empañaron...
Ya el contacto fresco le acariciaba toda la piel, le adhería las ropas, le corría por los miembros lasos.
Un gran ruido compacto se alzaba de toda la hojarasca y ahogaba su voz. Olía profundamente a raíz, a lombriz de tierra, a semilla germinada, a ese olor ensordecedor de la lluvia.
Ya no reconocía su propia voz, vuelta en el eco redondo de las gotas. Su boca callaba como saciada y parecía dormir marchando lentamente, apretado en la lluvia, calado en ella, acunado por su resonar profundo y basto".(...)
(Fragmento de "La lluvia", Arturo Uslar Pietri.)
Simpleza que no hace falta explicar
"la luna tiene un caso con el sol. Yo no sé bien pero la vieja Jashi sabe. La luna se muere y la gente tiene que hacerla vivir de nuevo”
(Fragmento de Shunko, Jorge W. Abalos, 1949).
(Fragmento de Shunko, Jorge W. Abalos, 1949).
El hablador
"Las oyentes seguían, inmóviles, silenciosas, asintiendo, lo más, de vez en cuando, con un leve movimiento de cabeza, como si cada quien escuchara la versión nueva de la historia del mundo, como si compararan ésta con la suya propia.".
(Fragmento de "El cantar del profeta y el bandido",
Héctor Tizón).
El río metido adentro
"El viento sopló desde el río. Aquella brisa húmeda y furtiva,
semejante al roce de una sombra"
(Fragmento de "Sudeste", Haroldo Conti.)
Dos tiempos y dos luces
"Entraron de lleno al invierno.Y fue como si atravesaran un largo
y desolado valle sumido en las penumbras".
("Sudeste", Haroldo Conti").