"Solito en ese morro seco, esa tarde, lloré por los comuneros, por sus animalitos
hambrientos. Las lágrimas taparon mis ojos; el cielo limpio, la pampa, los cerros
azulejos, temblaban; el Inti, más grande, más grande… quemaba al mundo"
(...)
" Parecía que el Sol estaba quemando el corazón de los cerros; que estaba
secando para siempre los ojos de la tierra"
" Parecía que el Sol estaba quemando el corazón de los cerros; que estaba
secando para siempre los ojos de la tierra"
Fragmento de "Agua", José María Arguedas (1933).