“En la casa de la isla ., caía entrando el atardecer, cuando el sol está débil, sangrando, y todo se confunde. Las sombras narran otra historia de los objetos. Sale como un humo interno que emite la verdadera esencia. Esa hora exacta, la del crepúsculo, cuando los ojos ya no son confiables; allí
mismo, ella llega al muelle, camina por entre los matorrales, sigue de memoria
el camino del día. Y entra a la casa. La casa de madera, la que habla cuando
llega el sueño, la casa viva en medio de la noche, la que murmura lo que la
ciudad ignora o esconde a sus habitantes”. (Fragmento de “Delta”, Fedra
Spenelli.)