“Las
primeras gotas levantaron polvo. Luego el pardo de la tierra tornóse oscuro y
toda ella esparció un olor fragante.
Se
elevó un jubiloso coro de mugidos, relinchos y balidos. Retozaron las vacas y
los potros. Y los campesinos dilataron las narices sorbiendo las potentes
ráfagas de la áspera fragancia. Fulgían los relámpagos, retumbaban los truenos,
el cielo entero se desplomó trepidando. Y fue la tormenta una larga tormenta de
alegría. Tierra y cielo se unieron a través de la lluvia para cantar el himno
de la vida”.
Fragmento de la novela “Los perros hambrientos”, Ciro Alegría, (1939).