.. “Todo
empieza a quedar en penumbras.
El viento
apaga la luz de los últimos girasoles.
Todo está en
penumbras.
La campana
anuncia la llegada del tren
… debo dejar
el pueblo
como quien
lanza una colilla al suelo:
después de
todo, ya se sabe bien
que en
cualquier parte la vida es demasiado cotidiana.
Hasta luego:
rieles, girasoles,
maderas
dormidas en los carros planos,
caballos
apaleados por los carretoneros,
carretilla
mohosa en el patio de la casa del jefe-estación.
Hasta luego,
hasta luego.
…
Hasta que nos
encontremos sin sorpresa
viajando por
los trenes de la noche
bajo unos
párpados cerrados”.
(Fragmento de "Los trenes de la noche", Jorge
Teillier)