“Los trenes puestos a morir goteaban … La tierra cedió …
los trenes sintieron que se hundían. No podían despertar de sus sueños …
no había calor … No había azul.
Cuando hay azul los jirones pueden flamear. Vueltos grises, se rasgaron.
Hay que comprender que los trenes, como todo el mundo, … sueñan.
los trenes sintieron que se hundían. No podían despertar de sus sueños …
no había calor … No había azul.
Cuando hay azul los jirones pueden flamear. Vueltos grises, se rasgaron.
Hay que comprender que los trenes, como todo el mundo, … sueñan.
Los sueños de los trenes puestos a morir son más prolongados.”
(Edición libre de un fragmento de “La gran noche de los trenes”, Sara Gallardo.)
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