El escritor que compró El Paraíso

"Estuve por primera vez en 'El Paraíso' el 19 de octubre de 1968, cuando fui fugazmente a La Cumbre. Siempre soñé con un lugar así, apartado y cercano, y los monasterios sucesivos que poblaron mis monólogos - y el principal de los cuales se hallaba también en Córdoba, en las proximidades de Nono - fueron solamente anuncios del que por fin encontré en 'El Paraíso'. 




Tanto hablé de un sitio así, tanto anuncié y prometí que lo tendría, y detallé la vida que desarrollaría en él, que mis amigos terminaron, con razón, por no creerme, y mi proclamado monasterio se transformó en un fantasioso mito más.




Pero cuando estuve en 'El Paraíso' comprendí, adiviné que ese era el sitio esperado, y desde el primer momento me apliqué con pasión a conseguirlo.
Lo descubrí por azar, paseando. Un cartel unía su nombre a la información de que estaba en venta, y quizás, en mi subconciente, la magia de ese nombre operó de inmediato, pues ella hacía esperar la posibilidad de que el autor de 'Invitados en El Paraíso' convirtiese en realidad lo creado, misteriosamente, por su imaginación.



La enorme casa española, asomada entre viejos árboles, parecía llamarme, invitarme, con su lenguaje secreto. Poco después, obtenidas las llaves, la visité.
Recuerdo, como se evocan las narraciones de encantamiento, esa visita inicial. 








Fui de habitación en habitación, empujando puertas, desentumeciendo ventanas, y las exclamaciones de maravilla me apresuraban de un sector al otro, a medida que el caserón se me revelaba en la magnitud de sus sorpresas. Mi vieja costumbre de amueblar, de decorar mentalmente las grandes casas vacías, obró al punto, y pronto fui ubicando en la larga biblioteca futura, en los salones y en los dormitorios, mis cuadros, mis libros y mis objetos.

Salí luego al parque - al bosque de entralazada fronda - y allí prosiguió el hechizo, mientras que los edificios restantes, el lago, la pileta, el mirador, escalonados en distintas alturas, surgían de la sombra y de los recodos, proclamando lo excepcional del paraje.




Me propuse entonces, ahincadamente, ignorando aún como podía lograrlo, que 'El Paraíso' me perteneciese, seguro de que mi existencia encontraría ahí la propicia atmósfera para cumlir una nueva etapa."


(Manuel Mujica Lainez, manuscrito.)