"Era la hora en que los niños juegan en las calles de todos los pueblos,
llenando con sus gritos la tarde.
Cuando aun las paredes negras reflejan la luz amarilla del sol.
... había visto también el vuelo de las palomas rompiendo el aire quieto, sacudiendo sus alas como si se desprendieran del día. Volaban y caían sobre los tejados, mientras los gritos de los niños revoloteaban y parecían teñirse de azul en el cielo del atardecer.
Ahora estaba aquí, en este pueblo sin ruidos.
Oía caer mis pisadas sobre las piedras redondas con que estaban empedradas las calle
pisadas huecas, repitiendo su sonido en el eco de las paredes teñidas por el sol del atardecer.Fui andando por la calle real en esa hora.
}Miré las casas vacías; las puertas desportilladas, invadidas de yerba".
(Fragmento de "Pedro Páramo", Juan Rulfo.)
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