Un tazón que cada cual llena

"Si la vida tiene una base sobre la que se yergue, si es un tazón que una llena y llena y llena, mi tazón sin duda se apoya en este recuerdo.  Recuerdo estar semidormida, semidespierta, acostada ... 
 Recuerdo las olas rompiendo, una, dos, una, dos y salpicando 
con agua la playa; y de nuevo rompiendo, una, dos, una, dos tras una persiana amarilla. 

 

 Recuerdo oír su pequeña perilla arrastrarse por el suelo mientras 
el viento hacía volar la persiana. 


Recuerdo estar acostada y escuchar esta salpicadura y ver esta luz y sentir; 
es casi imposible que yo esté aquí; 
recuerdo el sentimiento del éxtasis más puro que puedo concebir.
... Si fuera pintora pintaría estas primeras impresiones en amarillo pálido, plata y verde.  
Allí estaba la persiana de un amarillo pálido; el mar verde y el plata de las pasionarias.  Haría una pintura globular; semitransparente. 



 Haría una pintura de pétalos curvados, de conchas marinas; de cosas semitransparentes; haría formas curvas, que dejen pasar la luz, sin ofrecer un perfil claro.  Todo sería alongado y claroscuro; y se daría a la vista al mismo tiempo que al oído; los sonidos vendrían de estos pétalos u hojas –los sonidos indistinguibles de las imágenes". 


(Fragmento de "Momentos de vida", Virginia Woolf.).