"Un hombre
del pueblo de Neguá,
en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.
A la vuelta contó.
Dijo que había la vida humana.
No hay dos fuegos iguales.
Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco que llena el aire de chispas.