"Un tiempo guardado en tercipelo
como un velo secreto en agonía.
Cuánta sed agazapada
por tener en los pies clavado el aire.
Hubo un viento con olor a mariposa
hubo un día que, al fin,
barrió el silencio.
Y del fondo del rojo
nació el verde
y del verde no se vuelve
hasta la sombra.
Tanto cielo por venir
en el límite sin fin
de tanto abrazo,
cuánta luz, en las manos, cuánto vuelo. ".
("Los verdes renglones del tiempo"; de " Nunca la oscuridad", Victoria Olleros.)