..."las novelas,
como los sueños, nacen de un territorio profundo y movedizo que está más allá
de las palabras. Y en ese mundo saturnal y subterráneo reina la fantasía.
Regresamos así a
la imaginación. A esa loca, a ratos fascinante y a ratos furiosa que habita en
el altillo. Ser novelista es convivir felizmente con la loca de arriba.
Es no tener miedo
de visitar todos los mundos posibles y algunos imposibles.
“Tengo otra
teoría (tengo muchas: un resultado de la frenética laboriosidad de mi razón),
según la cual los narradores somos seres más disociados o tal vez más
conscientes de la disociación que los demás.Esto es, sabemos
que dentro de nosotros somos muchos. Hay profesiones que se avienen mejor que
otras a este tipo de carácter, como, por ejemplo, ser actor o actriz. O ser
espía.
Pero para mí no
hay nada comparable con ser novelista, porque te permite no sólo vivir otras
vidas, sino además inventártelas. «A veces tengo la impresión de que surjo de
lo que he escrito como una serpiente surge de su piel», dice Vila-Matas en El
viaje vertical”.
Fragmento de "La loca de la casa", Rosa Montero.
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