"Yo pedí una pluma de caña, unas tijeras, una gran hoja de papel veneciano,
un cuerno de tinta, un brasero, unas semillas de cilantro y una onza de benjuí.
Recorté la hoja en seis tiras, escribí talismanes e invocaciones en las cinco primeras,
y en la restante las siguientes palabras que están en el glorioso Qurán:
'Hemos retirado tu velo, y la visión de tus ojos es penetrante'.
Luego dibujé un cuadro mágico en la mano derecha de Yakub
y le pedí que la ahuecara y vertí un círculo de tinta en el medio.
Le pregunté si percibía con claridad su reflejo en el círculo y respondió que sí.
Le dije que no alzara los ojos.
Encendí el benjuí y el cilantro y quemé las invocaciones en el brasero.
Le pedí que nombrara la figura que deseaba mirar."
(Fragmento de "El espejo de tinta", Jorge Luis Borges.)
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