Es considerado como uno de los músicos de tango más importantes de la segunda mitad del siglo XX.
“El tango ya no existe. Existió hace muchos anos atrás, hasta el 55, cuando Buenos Aires era una ciudad en que se vestía el tango, se caminaba el tango, se respiraba un perfume de tango en el aire. (…) El tango de ahora es solo una imitación nostálgica y aburrida de aquella época". Así hablaba Piazzolla en una entrevista que le concediera al periodista chileno Gonzálo Saavedra, durante su ultima visita a Chile.
El cronista refiriéndose al bandoneonista, decía: “Ese domingo de julio de 1989, estaba chispeante, alegre, recién despierto luego de una larga siesta que siguió a un almuerzo repleto de mariscos y de .. vino". (…). Sus 69 años estaban dentro de un pijama rojo, con dibujitos, y no quería que lo fotografiaran así. Pero hablar, eso sí quería Piazzolla”.
Astor Piazzolla, "Adiós Nonino" con la Sinfónica "Cologne Radio Orchestra" de Alemania.
“Quería contar … Cómo amaba la música y cómo defendía la suya, cómo le ayudó Nadia Boulanger, su maestra en París, a descubrir que su estilo estaba allí, en el tango, y no en la música europeizante que escribió hasta los 50".
Piazzolla estaba lleno de encargos: un cuarteto de cuerdas, otro de guitarras, un quinteto de vientos, todos para intérpretes norteamericanos. "Parezco un supermercado de la música...", decía.
… “Me gusta divertirme, me gusta tomar vino, me gusta comer bien, me gusta la vida, así que música no tiene por qué ser triste. Mi música es triste porque el tango es triste. El tango tiene raíces tristes, dramáticas, sensuales a veces, religiosas, tiene un poco de todo... religiosas, por el bandoneón que fue inventado para acompañar la liturgia en Alemania. El tango es triste, es dramático, pero no pesimista. Pesimistas eran las letras de antes, totalmente absurdas..."
Del autor nos dice Saavedra: ... que siendo "muy niño, cuando vivía en Nueva York, comenzó a tocar el bandoneón, con el que pudo -apenas con 13 años- acompañar al mismísimo Carlitos Gardel. También trabajó como extra en “El día que me quieras”, protagonizada por el "Zorzal criollo". Recién a los 17 volvió con su familia a Mar del Plata y luego de unos frustrados intentos de estudios de contaduría, decidió dedicarse por entero a la música".
(…)"La música", decía el maestro Piazzolla, "es mas que una mujer, porque de la mujer te podes divorciar, pero de la música, no. Una vez que te casas, es tu amor eterno, para toda la vida, y te vas a la tumba con la ella encima".
Volvamos a los primeros tiempos. Astor trabajaba tocando su bandoneón "en cuanto cabaret había en Buenos Aires" y "comenzaba a componer".
… "Se presentó en la casa que el pianista Arthur Rubinstein tenía en la capital argentina, con una pieza bajo el brazo. "Era una obra tan espantosa", recordaba entre risas, "que yo decía que había compuesto un 'concierto para piano', pero no le había hecho la parte de orquesta..."De todas formas, obligó a Rubinstein a leerlo, "y a medida que lo iba tocando, me fui dando cuenta del disparate que había hecho. Él tocaba un poco y me miraba, y de repente me dice: '¿le gusta la música?'. 'Mucho maestro', le contesto yo. '¿Entonces, por qué no estudia?'" - cita Saavedra.
Y cuenta también en su entrevista, que Rubinstein “llamó por telefono a su amigo, el compositor Alberto Ginastera, y le dijo que tenía a un joven ansioso de aprender. A las ocho de la mañana del dia siguiente, Ginastera, que en ese tiempo estaba comenzando a presentar las obras que lo harían mundialmente famoso, tenía a su primer alumno frente al piano; y Piazzolla, a su primer profesor de composición”. ... " Seis anos duraron las clases. Piazzolla se lanzó a componer. (…)
Así fue – dice Piazzolla en el artículo – que abandonó por un tiempo el tango y compuso sinfonías, oberturas, sonatas, conciertos para piano, música de cámara.
“Escribía y escribía, durante diez anos, sin parar, hasta que el año 53 Ginastera me llama y me dice que hay un concurso para compositores argentinos. Y yo le dije que no, porque se estaban presentando todos los 'grandes' de ese momento. Al final mandé una pieza mía que se llamaba Sinfonietta. Cuando se estrenó, los críticos me dieron el premio a la mejor obra del año. Automáticamente, el gobierno de Francia me dio una beca para estudiar con Nadia Boulanger, en París".
Siguiendo la transcripción de Gonzalo Savedra, al llegar a la capital de Fancia, Boulanger leyó y analizó la música del argentino y comentó: "Acá usted se parece a Sravinsky, se parece a Bártok, se parece a Ravel, pero ¿sabe lo que pasa? Yo no encuentro a Piazzolla acá".
Parece que la conversación siguió hasta que Astor confesó que no era pianista. Él tocaba el bandoneón. Entonces la maestra, le pidió que tocara un tango escrito por él. Cuando terminó Piazzolla terminó su ejecución, Boulanger dijo: “Esto es Piazzolla".
“Ella me enseñó a creer en Astor Piazzolla, en que mi música no era tan mala como yo creía. Yo pensaba que era una basura porque tocaba tangos en un cabaret y resulta que yo tenía una cosa que se llama estilo”. … “Pero mi principal estilo es haber estudiado. de no haberlo hecho, no estaría haciendo lo que hago, lo que hice. Porque todos creen que hacer un tango moderno es hacer ruidos, es hacer cosas raras y no. (…) si yo hago una fuga a la manera de Bach, siempre va a estar "tanguificada ".
Sobre el final de la conversación, Saavedra le preguntó a Piazzolla si al introducir cambios en el tango no lo había "europeizado". El músico respondió: “ No. Yo creo que cuanto más se pinta a la aldea, más se pinta al mundo”.
Piazzolla habla de los orígenes del bandoneón y de cómo llegó a Buenos Aires.
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