Taj Mahal - India



Un cierto pudor me asalta al pronunciar o escribir  frases del tipo "El Taj Mahal es el monumento del amor".  Así es llamado por muchos.  Me siento incapaz.  ¿Tara o tabú?  Me cuesta nombrar con esas palabras a este sitio. ¿Merece en verdad semejante título?   
Cuentan que el Taj Mahal fue erigido por el emperador mogol Shah Yahan en honor de su esposa,  Muntaz Mahal que había muerto al dar a luz a su hijo número catorce.
Se sabe que la construcción de estas obras suelen duran un tiempo. Emplazar este complejo de edificios en Agra, en la ribera sur del río Yamuna, en el norte de la India, llevó veintidós años de trabajo. Pusieron la primera piedra en 1631. Esta obra, que combina diversos estilos arquitectónicos: mogol antiguo, indio, persa e islámico, quedó terminada en 1648.  
Sabemos en qué terminó el esfuerzo de Muntaz Mahal. Ignoramos lo que les suciedió a los 20.000 obreros que pusieron los cimientos, levantaron las paredes y decoraron los interiores. Menuda tarea. Había que buscar las piedras, trasladarlas, levantarlas y colocarlas sin ninguna de las herramientas que hoy conocemos.
Como si esto fuera poco, existe una leyenda negra que cuenta que el emperador, dejaba ciegos a los obreros y les cortaba las manos al terminar, la obra para que jamas pudieran replicar sobre la faz de la tierra un monumento semejante al Taj Mahal.
Y hay más. Parece que faltaba poco ya para concluir el proyecto cuando Sha Jahan cayó enfermo. Tres de sus hijos aprovecharon la debilidad de su padre para sacar su tajada. El uno, Sha Shuja, se autoproclamó emperador de Bengala; otros dos, uno de nombre Murad y el otro Aurangzeb, tomaron el poder en Guyarat.
La ofensiva dejó sin defensa a Sha Shuja que terminó preso en el fuerte de Agra cerca de allí. El emperador que había mandado a construir el Taj Mahal sólo pudo contemplarlo desde una ventana, a lo lejos.
Al morir, uno de los hijos hizo una pequeña concesión y permitió que debajo del mausoleo de mármol blanco se ubicara cenotafio del emperador junto al de su esposa. De amor, nada.
Según un informe de la Unversidad Autónma de Nuevo León, México, de marzo 2009,  a fines del siglo XIX "varios sectores del Taj Mahal estaban muy deteriorados por falta de mantenimiento y durante la época de la rebelión hindú (1857) fue dañado por soldados británicos, cipayos y oficiales del gobierno, quienes arrancaban piedras semipreciosas y lapislázuli de sus muros".
El mismo documento señala que en 1908 "se completó la restauración ordenada por el virrey británico, Lord Curzon, quien también encargó la gran araña de la cámara interior según el modelo de una similar que se encontraba en una mezquita de El Cairo".
Durante el siglo XX parece que hubo aportes en pos del cuidado del monumento: en 1942 el gobierno "construyó un andamio gigantesco cubriendo la cúpula, en previsión de un ataque aéreo de la Luftwaffe y, posteriormente, de la fuerza aérea japonesa. Esta protección se volvió a erigir durante las guerras entre India y Pakistán de 1965 y 1971".
Luego vendrían otros problemas. Amenzas ambientales. Una debida a la lluvia ácida proveniente de la refinería de Mathura, la otra por la contaminación del río Yamuna 
"Ambos problemas son objeto de varios recursos ante la Corte Suprema de Justicia de la India", consigna el informe.
Aparecerían otros problemas, estos de índole político-religoso: "recientemente, sectores sunitas reclamaron la propiedad del edificio, basándose en que se trata de la tumba de una mujer desposada con un miembro de ese culto islámico".  El Gobierno indio  respondió que el Taj Mahal es propiedad de la nación entera.
Hoy es un importante centro turístico en la India. En 1983, fue reconocido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad y figura ente las Siete Maravillas del Mundo Moderno.

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