De novela




"No sabía por qué, pero estar ahí, con la popa a la vista (y enteramente vacía)  le daba
una seguridad, algo como un punto de partida. (...) Todo lo anterior contaba tan poco, lo único por fin verdadero babia sido esa hora de ausencia,  ese balance en la sombra mientras esperaba con Raúl y Atilio, un saldo de cuentas del que salía por primera vez tranquilo, sin razones muy claras,  sin méritos ni deméritos, simplemente reconciliándose consigo mismo, echando a rodar  corno un muñeco de barro al hombre viejo..." 
("Los Premios", Julio Cortázar.) 



 "¿Qué hace un autor con la gente vulgar, absolutamente vulgar, cómo ponerla ante sus lectores y cómo volverla interesante? Es imposible dejarla siempre fuera de la ficción, pues la gente vulgar es en todos los momentos la llave y el punto esencial en la cadena de asuntos humanos: si la suprimimos se pierde toda probabilidad de verdad."
(Dostoieavki, , El idiota, IV, citada en la novela en la novela “Los premios” de Julio Cortázar)


 (...) "la popa estaba enteramente vacía pero no importaba..., no tenía la más mínima
importancia porque lo que importaba era otra cosa, algo inapresable que buscaba
mostrarse y definirse en la sensación que lo exaltaba cada vez más".





"Hay ríos metafísicos, ella los nada como esa golondrina está nadando en el aire, girando alucinada en torno al campanario, dejándose caer para levantarse mejor con el impuso. Yo describo y defino y deseo esos ríos, ella los nada. Yo los busco, los encuentro, los miro desde el puente, ella los nada. Y no lo sabe, igualita a la golondrina." 
(“Rayuela, Capítulo XXI,  Julio Cortázar.)