Ojos



" Hay ojos que miran, hay ojos que sueñan, hay ojos que llaman, hay ojos que esperan .." 
(Fragmento del poema "Hay ojos que ...", Miguel de Unamuno.)

Activista de la lengua


Iyeoka Okoawo cantante, poeta y activista nigeriana. 
Forma parte del proyecto “Letras de alfabetización”, 
una iniciativa que, a través cuentos, proverbios y música, intenta conservar la lengua "esan", dialecto oriundo del estado de Edo, Nigeria, en peligro de quedar sin voces. 
(Fuente: el desvansecreto.blogspot.com.ar)

Los árboles, arriba



"Todo era verdad bajo los árboles,
todo era verdad. Yo comprendía
todas las cosas como se comprende
un fruto con la boca, una luz con los ojos".


(Fragmento de "Existían tus manos", Antonio Gamoneda.)

Donde mi mano escriba empieza


"Cuando recibo una palabra inesperada
la retengo y vigilo sus diferentes porvenires
hasta que alguno e ellos
de pronto se recuerda se incorpora
y no hay palabra ya
sino un gran viento que me empuña".


"Poema "Decir" de Amelia Biagioni, de su libro "Cacerías".

Sonreir




... "Una sonrisa se alza sobre el abismo: crece
como un abismo trémulo, pero valiente en alas.
Una sonrisa eleva calientemente el vuelo".
.
(Fragmento de "Sonreir con la alegre tristeza del olivo", Miguel Hernández.)

Poemas para desbravar las sombras



"… vamos poniendo letras tras letras, a la espera de que el infinito se deje tocar algún día.” 
("Los poemas posibles", del volúmen Poesía Completa, José Saramago)


Dinamismo y polivalencia



- "Al contrario de lo que se cree, sentido y significado nunca han sido lo mismo,
 el significado se queda aquí, es directo, literal, explícito, cerrado en sí mismo, unívoco, podríamos decir,
 mientras que el sentido no es capaz de permanecer quieto, 
hierve de segundos sentidos, terceros y cuartos, 
de direcciones radiales que se van dividiendo y subdividiendo en ramas y ramajes 
hasta que se pierden de vista, 
el sentido de cada palabra se parece a una estrella cuando se pone a proyectar mareas vivas por el espacio, vientos cósmicos, perturbaciones magnéticas, aflicciones". 

(Fragmento de "Todos los Nombres", José Saramago).

A mediados del sol











 " ... a él también le gustaba rondar 
     por las tardes, con el sol,  
  coleccionaba piedras suavizadas por el río:
 negras, redondas 
y lucientes como monedas 
de un tiempo remoto".


(Fragmento de "La Chusma", Ana María Matute.)

Composición, sensibilidad, memoria

       
            




… “los hechos artísticos son necesariamente hechos sensibles 
(primariamente existenciales por tanto) y que suponen una física,
 es decir, un cuerpo: el cuerpo de los símbolos."


(Fragmento de “El cuerpo de los símbolos”, Antonio Gamoneda.) 

Partir el barro


"Cómo le ha ido la mañana, preguntó Marta, Bien, lo habitual, respondió el padre agachando la cabeza sobre el plato, Marcial telefoneó, Ah sí, y qué quería, Que había estado hablando con usted sobre lo de vivir en el Centro cuando lo asciendan a guarda residente, Sí, hablamos de eso, Estaba enfadado porque usted volvió a decir que no está de acuerdo, Entre tanto lo pensé mejor, creo que será una buena solución para ambos, Qué le ha hecho, de repente, mudar de ideas, No querrá seguir trabajando de alfarera el resto de tu vida, No, aunque me gusta lo que hago, Debes acompañar a tu marido, mañana tendrás hijos, tres generaciones comiendo barro es más que suficiente,  Y usted está de acuerdo en venirse con nosotros al Centro, en dejar la alfarería, preguntó Marta, Dejar esto, nunca, eso está fuera de cuestión, Quiere decir que lo hará todo solo, cavar el barro, amasarlo, trabajarlo en el tablero y en el torno, cargar y encender el horno, descargarlo, desmoldarlo, limpiarlo, después meterlo todo en la furgoneta e ir a venderlo, le recuerdo que las cosas ya van siendo bastante difíciles pese a la ayuda que nos da Marcial en el poco tiempo que está aquí,  Sabe perfectamente que ya nadie quiere ser alfarero, quien se harta del campo se va a las fábricas del Cinturón, no salen de la tierra para llegar al barro, Una razón más para que tú te vayas, No estará pensando que lo voy a dejar aquí solo, Vienes a verme de vez en cuando, 
Padre, por favor, estoy hablando en serio, Yo también, hija mía. Marta se levantó para cambiar los platos y servir la sopa, que era hábito de la familia tomarla después. El padre la seguía con los ojos y pensaba, Estoy dejando que se complique todo con esta conversación, mejor sería que se lo contara ya. No o hizo, súbitamente la hija pasó a tener ocho años, y él le decía, Fíjate bien, es como cuando tu madre amasa el pan. Hacía rodar la pella de arcilla adelante y atrás, la comprimía y la alargaba con la parte posterior de la palma de las manos, la golpeaba con fuerza contra la mesa, la estrujaba, la aplastaba, volvía al principio, repetía toda la operación, una vez, otra vez, otra aún, Por qué hace eso, le preguntó la hija, Para no dejar dentro del barro caliches, grumos y burbujas de aire,  sería malo para el trabajo, En el pan también, En el pan sólo los grumos, las burbujas no tienen importancia. Ponía a un lado el cilindro compacto en que transformara la arcilla y comenzaba a amasar otra pella, Ya va siendo hora de que aprendas, dijo, pero después se arrepintió, Qué estupidez, sólo tiene ocho años, y enmendó, Vete a jugar fuera, vete, aquí hace frío, pero la hija respondió que no quería irse, estaba intentando modelar un muñeco con un recorte de pasta que se le pegaba a los dedos porque era demasiado blanda, Ese no sirve, prueba mejor con éste, verás como lo consigues, dijo el padre. Marta lo miraba inquieta, 
... En qué piensa, padre. Cipriano Algor se limpió la boca con la servilleta, tomó el vaso como si fuese a beber, pero lo posó sin acercárselo a los labios. ... Cipriano Algor volvió a tomar el vaso, se bebió de un trago el resto del vino, y respondió rápidamente, como si las palabras le quemasen la lengua, Sólo aceptaron la mitad del cargamento, dicen que hay menos compradores para el barro, que han salido a la venta unas vajillas de plástico imitándolo y que eso es lo que los clientes prefieren ahora, No es nada que no debiésemos esperar, más pronto o más tarde tenía que suceder, el barro se raja, se cuartea, se parte al menor golpe, mientras que el plástico resiste a todo y no se queja, 
La diferencia está en que el barro es como las personas, necesita que lo traten bien, El plástico también, pero menos, Y o peor es que me han dicho que no les lleve más vajillas mientras no las encarguen,  Entonces vamos a parar de trabajar,      
Parar no, cuando el pedido llegue ya tendremos piezas listas para entregarlas ese mismo día, no iba a ser después del encargo cuando a todo correr encendiéramos el horno, Y entre tanto qué hacemos, 


Esperar, tener paciencia, mañana iré a dar una vuelta por ahí, alguna cosa he de vender, Acuérdese de que ya dio esa vuelta hace dos meses, no encontrará muchas personas con necesidad de comprar ... Es el Centro quien nos ha mantenido hasta ahora comprando el producto de nuestro trabajo, continuará manteniéndonos cuando estemos allí y no tengamos nada para venderle Gracias al sueldo de Marcial, No es ninguna vergüenza que el yerno mantenga al suegro, ... No te lo puedo explicar, es más complicado que el orgullo, es otra cosa, una especie de vergüenza, pero perdona, reconozco que no debería haber dicho lo que dije

Lo que yo no quiero es que pase necesidades, Podré comenzar a vender a los comerciantes de la ciudad, es cuestión de que el Centro lo autorice, si van a comprar menos no tienen derecho a prohibirme que venda a otros,   Sabe mejor que yo que los comerciantes de la ciudad enfrentan grandes dificultades para mantener la cabeza fuera del agua, toda la gente compra en el Centro, cada vez hay más gente que quiere vivir en el Centro, Yo no quiero, Qué va a hacer si el Centro deja de comprarnos cacharrería y las personas de aquí comienzan a usar utensilios de plástico, Espero morir antes de eso, Madre murió antes de eso, Murió en el torno, trabajando, ojalá pudiese yo acabar de la misma manera, No hable de la muerte, padre, Mientras estamos vivos es cuando podemos hablar de la muerte, no después. Cipriano Algor se sirvió un poco más de vino, se levantó, se limpió la boca con el dorso de la mano como si las reglas de urbanidad en la mesa caducasen al levantarse, y dijo, 

Tengo que ir a partir el barro, el que tenemos se está acabando, ya iba a salir cuando la hija lo llamó, Padre, he tenido una idea, Una idea, Sí, telefonear a Marcial para que él hable con el hable con el jefe del departamento de compras e intente descubrir cuáles son las 
intenciones del Centro, si es por poco tiempo esta disminución en los pedidos, o si será para largo, usted sabe que Marcial es estimado por sus superiores, Miró alrededor y reparó por primera vez en que todo allí estaba como cubierto de barro, no sucio de barro, sólo del color que tiene el barro, del color de todos los colores con que salió de la barrera,

                                       

... Miró  el que fue siendo dejado por tres generaciones que todos los días se mancharon las manos en el polvo y el agua del barro,y también, ahí fuera, el color de ceniza viva del horno , la postrera y esmorecente tibieza de cuando lo dejaron vacío, como una casa de donde salieron los dueños y que se queda, paciente, a la espera y mañana, si todo esto no se ha acabado para siempre, otra vez la primera llama de leña, el primer aliento caliente que va a rodear como una caricia la arcilla seca y después, poco a poco, la tremolina del aire, una cintilación rápida de brasa el alborear del esplendor, la irrupción deslumbrante del fuego pleno. Nunca más veré esto cuando nos vayamos de aquí, dijo Marta, y se le angustió el corazón como si estuviese despidiéndose de la persona a quien más amase, que en este momento no sabría decir cuál de ellas era, si la madre ya muerta, si el padre amargado, o el marido, sí, podría ser el marido, era lo más lógico, siendo como es su mujer. Oía, como si arrancara de debajo del suelo, el ruido sordo del mazo rompiendo el barro, sin embargo el sonido de los golpes le parecía hoy diferente, quizá porque no los impelía la necesidad simple del trabajo, sino la ira impotente de perderlo. 
(Fragmento de "La caverna", José Saramago.)