En las siestas de verano

"En las siestas de verano nace -como una flor silvestre, 
descuidada y exuberante- la soledad de la infancia,
 y un desamparo diferente a cualquier otro: 
el desamparo ante una belleza que no se puede compartir con nadie. 



... Las horas de esplendor son siempre eso: ... 



un tesoro que se guarda para cuando alguien -mucho más tarde- 
nos recuerde, con el cuerpo o la voz o la mirada, su existencia. 


Y un tesoro no tiene otra razón de ser que la llegada de ese momento 
en que va a ser descubierto, 
va a convertirse en el regalo que se ofrece, el don, la fiesta".

(Fragmento de "El verano", Claudia Massin.)

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