Entre dos márgenes


"El puente ha resistido la prueba y para su terminación sólo falta lo que tarden las obras de arte. ¿Es necesario ornamentar un puente? Para los romanos y para los asirios no era sólo una cosa que unía dos márgenes era sobre todo también un símbolo, es decir algo más que lo que vemos, algo que sirva para eso y para todo lo demás como eso; una generalidad .

Pero nadie de verdad se había preocupado de verdad por averiguar a qué veraderamente había del otro lado, más allá. Estaba el país donde comenzaba el desierto, o mejor dicho, estaba el desierto donde comenzaba el país, y después el desierto. Una generalidad, algo abstracto que sirve para clasificar. Los niños no generalizan; las generalizaciones nos hacen escépticos y tristes, desde muy pequeños, desde que nos sostenemos en pie nos piden que comprendamos, es decir que seamos razonables. La civilización es eso: hacer todo predecible: la ciencia; todos nos aferramos a eso, como a Dios, porque cuando se pierde el rumbo, el sentido, sobreviene la angustia . El desierto. ¿A dónde irán todos esos hombres luego de que termine la construcción del puente? ¿De dónde vinieron? Aunque al parecer se trataban  entre sí con gran familiaridad, nadie sabía nada del otro; a ninguno parecía preocuparle lo porvenir, nada más allá de esta obra a la que habían visto nacer desde muy abajo del lecho del río y elevarse sólido y palpitante como un desafío que sólo quizás el tiempo podría abatir."

(Fragmento "La mujer de Strasser", Héctor Tizón.)