Sutil cadencia





"Dame una respiración que no se agite
ni se quiebre. Dale a mi corrazón un  ritmo
sereno y constante: el cielo de las estaciones,
las fases de la luna, el previsible, calmo tránsito
de los días y los meses".

(Claudia Masin, "Abrigo")

Mudez de pájaros y viento






"Yo no sé de pájaros, no conozco la historia del fuego.
Pero creo que mi soledad debería tener alas".


                                  Alejandra Pizarnik.

Como una lágrima de silencio en los ojos del pájaro


"... Una mirada perdida en el pájaro,
un pájaro perdido en la mirada
... Las olas perseguidas por los ojos
Las olas perseguidas por el silencio
El silencio en la mirada del pájaro
Las olas en la mirada del pájaro
.. Es preciso crear la luz y el sueño
En el hueco de la mano" (...)

(Fragmento de "Un día vendrá", en "El ciudadano del olvido", Vicente Huidobro.)

Después del aguacero

¿Viste cómo llueve? Llovió así toda la noche
y a cada cierto tiempo yo te hablaba, estuvieras donde estuvieras,
aunque fuera en el extremo más inalcanzable
de la tierra. Cuando llueve así, toda la noche, te decía
pareciera que el mundo va a desprenderse de su eje,
pero la sorpresa más inmensa es que el vendaval termina
y todo permanece como estaba, apenas un poco de desorden
que lentamente se transforma en armonía.
Desde niños, vivimos sobreviviendo a catástrofes como esa,
a los efectos de lo que tendría que haber pasado y no pasó:
que la casa se inunde y nuestras cosas se pierdan
arrastradas por la marea sucia, entre piedras y palos
y restos de animales, un desperdicio más lo que hasta entonces
ha sido nuestra historia, los objetos
que confirman que somos seres físicos y no un soplo
filtrándose desde afuera de esa vida brutal de la materia
que no se detiene jamás para incluirnos. ¿Soñaste alguna vez,
cuando llega la violencia del aguacero,
con que el río se salga de su cauce para siempre y nos empuje,
soñaste con la noche en que el rayo finalmente nos alcance,
descalzos bajo la luz, como esperando saber algo
que sólo el impacto de una fuerza sobre el cuerpo
podría revelarnos? Pero el rayo no cae, no cayó.
Ese es el mayor desastre que conozco: haber estado al borde,
una noche, de que nos fuera concedida una verdad
extraordinaria, y al amanecer darnos cuenta
de que somos los mismos y no sabemos nada
que no supiéramos ya.

                                                              ("Llueve” poema de Claudia Masin, de su libro “La Plenitud”)

La voz del agua dulcemente cierra el mundo







"Todo el día mi alma hoy estará suspensa
de la voz del agua,
como en un sueño
mojado".






(Fragmento de "Lluvia", poema de Juan L. Ortíz)

El llamado del río

(…) “Había otra cosa y era esa leve fragancia que en determinados momentos llegaba del monte sin poder precisar su origen porque no era un olor único y reconocible, como el del jazmín del país, por ejemplo, sino un olor vago y general, un olor del tiempo. Y el río trajo sus cosas también. Sobre todo aquel llamado que nos urgía desde todas partes, principalmente desde el río abierto que resplandecía cada vez más. Entonces nuestros pechos se dilataron como si les faltara el aire y se apoderó de nosotros un ansia desmesurada de partir porque la tierra debajo de nuestros pies se había tomado extraña y todos los lugares estaban allí, de alguna manera presentidos, enviándonos sus mensajes a través del río.                            (“Todos los veranos”, Haroldo Conti, Cuentos completos).

Respiración



"Y atrapó el aire
para volver a ver
y respiró
como si inaugurara el mundo."

("Respiración", Victoria Olleros")



De qué aire se cubre la luz



XXIX
La hiedra reverdece en la pared del patio,
un brote se asoma a mi ventana
y me explica por qué has venido, 
de qué aire
la luz violeta
se cubre de estrías doradas
y tus ojos, como un milagro, amanecen.
(Alberto Szpunberg, "El libro de Judith")