La palabra que derriba muros




"La palabra nos constituye. A veces no nos paramos a acariciarla.
Somos palabra. 
La poética tiene una fenomenal potencia para atravesarnos. 
La palabra poética es una palabra que dice lo que no dice,
que dice mucho más allá, mucho más adentro,
es la palabra que deriiba muros 
y que llega hasta el final del sentido.
Extrañamente a veces está en el cajón de los repasadores,
en el patio de atrás.
No parece tan seria. Sin embargo, es insustituible.
Qué bueno que los científicos nos expliquen el mundo
pero qué bueno, también,  que los poetas nos expliquen este lugar que habitamos.
Tenemos que enteneder el conocimiento que deviene del arte
porque es un conocimiento de la libertad.
La palabra poética es puro silencio. Los poetas hacen que el silencio
diga lo que ellos tienen ganas de decir.
Una poesía es sólo un silencio rodeado de las palabras precisas.
Hasta en la palabra, la ficción y la mentira están todo el tiempo relacionadas. 
La ficción tiene la capacidad de mentir para decir la verdad.
Mentir para decir la verdad es otra de las grandes potencias
de la palabra literaria. Hace buena la mentira.
Creo que es la única mentira amable,

la mentira de la literatura.
Hay que entender la palabra como la han entendido siempre
nuestros pueblos originarios y muchas otras culturas ancestrales:
la palabra nunca como una cosa inocente,
nunca como una cosa neutra,
nunca como una cosa que se pronuncia y no transforma nada.
Decir es hacer, decían nuestros chamanes, nuestros abuelos, nuestros taitas.
Decir es transformar.
Creo que la palabra nos hace libres, bellos, luminosos.
Y si alguna vez nos toca quedarnos sin palabras
que sea porque estamos maravillados y no porque estamos vacíos".
(fragmentos de "Mentir para decir la verdad", Liliana Bodoc, en TedX Joven@RíodelaPlata). 

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