Del libro de los cerrojos


Las rejas, al igual que las aldabas, son ilusiones forjadas por los cancerberos. 
La libertad es un sinlímite que no alcanzan a borrar los enemigos de los días de fiesta.
Aquellos que conocieron otras inclemencias saben de ardides para torcer 
la torpe vanidad de los títiriteros.
Detrás de los muros, hay un espacio intocable.  Aquel silencio que fue mudo temblor convierte su ostracismo en testimonio.

La postal incompleta


En la tarde festiva, en la noche callada, la ciudad luminosa.
Hay paseos y rondas y la gente que ríe y las manos que enlazan.
Sobreimprimen las fotos: artesanos, museos, ombués y niños,
la guitarra y el canto y una nube de azucar.
Por detrás del paisaje,  
la otra cara del signo, el revés de la trama,
esa suela que falta, ese par invisible,
esa imagen vacía,
esa voz silenciada.


Si pudieras

El poema quiere engañar al tiempo y el sufrimiento lo derrota. 
Si escuchara lo que huye de la puerta,
si la imperfecta luz diera tu libro, 
si traicionara este dolor,
si oyera tu descanso, 
si el alba tropezara con el árbol que te abrigó una vez, 
si pudieras volver a casa una noche cualquiera.



Juan Gelman

Frivolidad


El tiempo no retrocede
ni la disculpa borra la ofensa.
Cada palabra se mide en su densidad,
compromiso, espejo y obra.
Fuego sagrado de los vínculos,
credo inviolable, confianza mutua.
Quebranto y desasosiego,
el sinlímite del desdén
y la eterna excusa de la confusión,
para negar la otredad,
vedar, excluir y silenciar.

Si tuviera el tiempo en sus manos haría lo mismo otra vez


"Durante toda mi vida me he dedicado a esta lucha del pueblo africano. He peleado contra la dominación blanca, y he peleado contra la dominación negra. He buscado el ideal de una sociedad libre y democrática, en la que todas las personas vivan juntas en armonía e igualdad de oportunidades. Es un ideal que espero poder vivir para verlo realizado. Pero si es necesario, es un ideal por el cual estoy preparado para morir" .


(Nelson Mandela, en el cierre de su alegato ante la Suprema Corte, 1964)

Una noche con la Sole



        
      El último día de noviembre. El aire tibio y la noche sosegada. 
La gente se fue acercando con el termo y el mate, los chicos en brazos, las sillas plegables.
La Sole se plantó nomás en el escenario y le puso el alma y la voz al espectáculo.
 Cada región del país estaba ahí: en el canto plural y mano a mano.  
Y fue la alegría. El público tuvo su fiesta; la artista, el aplauso. 
        

Luces y perspectivas




 Planos y estructuras. 

                                                           
                                               
        En un instante, la luz dibuja una arquitectura inesperada.
                                                                        


La otra cara de Victoria


“El 27 de enero de 1979 cayó sábado y amaneció soleado. En la Villa Ocampo el calor húmedo se percibía con mayor intensidad. Enferma de cáncer en el paladar contra el que luchó durante casi veinte años, la escritora y editora Victoria Ocampo fallecía en su morada en San Isidro con caminos sinuosos, fuentes ornamentales, árboles y plantas dispuestos de manera informe. En realidad, de Victoria se creyó contar todo o casi todo lo relacionado a su infancia custodiada por institutrices, a la familia tradicional y aristócrata de la cual provenía, a las más diversas personalidades de su tiempo con las que dialogaba tête à tête, a los amoríos velados o públicos, al mosaico de ideas diversas y al bagaje heterogéneo del color literario de la revista Sur y demás yerbas". 


"Lo que no se sabe es que Victoria resistió tanto al peso arrollador de los terrores del franquismo como también apoyó de manera incondicional a los frentes antifascistas organizados en la Europa devastada por la Segunda Guerra Mundial, pese a que tales debates se los adjudicaban como propios las conducciones masculinas de los partidos políticos de ese entonces. En verdad, el compromiso de Victoria con el debate antifascista tiene su historia. El desenlace de la Guerra Civil Española –1936 a 1939– congregaba al grueso del activismo de cuño socialista, anarquista, comunista, trotskista y liberal de nuestros ambientes citadinos, para intervenir con una activa participación y entrega militante a la causa republicana. Un sinnúmero de mujeres apoyaron al Frente Popular español y constituyeron un movimiento abierto y autoconvocado a la hora de hacer oír su repudio. Recolectaban fondos económicos y alimentarios para los leales y también concientizaban sobre el alcance de sostener la república y derrotar al fascismo". 


"En el grupo de intelectuales y políticas se encontraba la Ocampo junto con María Rosa Oliver, Alfonsina Storni, Fryda Schultz de Mantovani, Norah Borges, Alicia Moreau, Iris Pavón y Salvadora Onrubia Medina, entre otras tantas, quienes al mismo tiempo mantenían un compromiso ineludible con el feminismo local. En cuanto a Victoria, en julio de 1936 participó de un manifiesto firmado por un conjunto de escritores argentinos que rechazaban el golpe de Estado contra el gobierno de la Segunda República Española. A la vez, ella y su íntima amiga, María Rosa, renunciaron al P.E.N. Club por no acordar con la política de la comisión directiva por las simpatías que le provocaban dichas huestes. Una picaresca de la cultura criolla: ¿Quién podía suponer que mientras Victoria motorizaba sus fuerzas intelectuales para denunciar las atrocidades del bando nacional al mando del Generalísimo, el escritor Julio Cortázar, siendo estudiante, defendía el triunfo de la Falange en Madrid?"


"Otro dato que supuestamente se desconoce: esta escritora y mecenas identificada por sus gafas blancas del mismo modo que la plástica Marta Minujin con sus lentes de sol, no sólo combatió al nazismo al albergar a judíos fugados de las garras del régimen aniquilador, sino que además fue la única mujer invitada para observar los juicios de Nuremberg. De acuerdo con el libro Cartas de Posguerra, publicado por la Editorial Sur, Victoria, al ser invitada por el Consejo Británico para las Relaciones Culturales, en marzo de 1946, emprendió una larga travesía por Estados Unidos y Europa. Comenzó su prolongado itinerario en Río de Janeiro, Puerto Príncipe. Después pasó por Miami, Washington, Nueva York, para desembocar en Londres y luego terminar en la ciudad en donde se juzgó a la cúpula más alta de la jerarquía hitleriana”. (...)



Fragmento de la nota “Diario íntimo y político” (Suplemento Las 12, Página 12, 1 de febrero 2013, por Mabel Bellucci) 


Palabras que queman como alcohol

                                                                                             
Ponerle nombre a cada cosa
con todas las barajas en la mesa.

Lo que declamas

 
Ya basta, dices.
Ya basta digo.
Callar
es otra forma profanación.
Ya basta de ocultar,
No es siempre la espada la que hiere.
En el perfil del atropello
se tallan la  mentira y el embozo.
Los signos no pueden ser leídos
debajo de la cripta,
sólo a la luz del día.

Oblivion, el olvido o lo eterno

La urdimbre de las palabras

                                                                 



"Detestaba la palabra "evasión" aplicada a la ficción. Podría haber argumentado, y no sólo por llevar la contraria, que la evasión era la vida real. Pero eso era demasiado importante para discutirlo".

(Fragmento del cuento "Radicales libres" de Alice Munro, de su libro, "Demasiada Felicidad").

Lunas cautivas, una construcción discursiva cuestionadora. Una mirada transpoética

Variaciones de lo posible


                                                                              Andar a contralímite
                                                           por descolgar la luz.
                                                                     

Y dijo su nombre y creó a la mujer


                             
                                                                Miradas y voces.
                                                              
                                                

Anticrónica


La crónica del silencio 
tejida y destejida
en mi memoria
tantas veces.
Páginas cercenadas
que tienen lengua y espacio.
Les llevo pan y las riego
y crecen entre las sombras.
Crecen y bailan.
Cuando las traspasa el sol 
dejan surcos en el muro.

A la par



                            Juntos seguimos. Después de tantos años. Simplemente. Así.

Algo que decir

La sal de la lengua


Escucha, escucha; tengo aún
algo que decir.
No es importante, lo sé, no va
a salvar el mundo, no cambiará
la vida de nadie — ¿pero quién
es hoy capaz de salvar el mundo
o cambiar tan solo el sentido
de la vida de alguien?
Escúchame, no te entretengo.
Es poca cosa, como la llovizna
que llega lentamente.
Son tres, cuatro palabras, poco
más. Palabras que te quiero confiar.
Para que no se apague su lumbre,
su lumbre breve.
Palabras que he amado mucho,
que tal vez ame todavía.
Ellas son la casa, la sal de la lengua.



                                                     Poema de Eugenio de Andrade, del libro “O sal da lengua”. 

Rescoldos como llamas


"Los ojos de la muchacha ya no estaban en blanco y miraban a la señora Turpin. 
Tenían un azul más claro que antes, como si una puerta que hubiera estado firmemente cerrada sobre ellos se hubiera abierto para permitir la entrada al aire y a la luz". 
(Fragmento de "Revelación" de Flannery O'Connor)

La respiración de la yerba


El mate me miró con estampa cortés,
me ofreció el verde y el silencio.
Y me puse a cebar la libertad.
Llegó la tarde y conversé con sus libros.

El sonido del monte

Atreverse


"...  Y murmura al verme la gente que pasa:
«¿No veis que está loca? Tornadla a su casa.
¡Dice que en las manos le han nacido rosas
y las va agitando como mariposas!»



¡Ah, pobre la gente que nunca comprende
un milagro de éstos y que sólo entiende,
que no nacen rosas más que en los rosales
y que no hay más trigo que el de los trigales!
















que requiere líneas y color y forma,
y que sólo admite realidad por norma." ... 






                                                                                 
  "Cantaré lo mismo: «Mis manos florecen.
  Rosas, rosas, rosas a mis dedos crecen"...






(Fragmento de "El dulce milagro" de  Juana de Ibarbourou).

La salvaje autonomía del detalle


De las paredes colgaban tantas fotos que ya ni se veía la pared. (...)

....En todas las fotos quedaba congelado en medio de un gesto. En todas las fotos parecía no saber nada más. Pero ... siempre sabía más. 
Por eso todas las fotos eran falsas. Y todas esas fotos falsas, con todas esas caras falsas, habían enfriado la habitación.       
Quise levantarme de la silla, pero el vestido se me había congelado en la madera. Mi vestido era transparente y negro. Crujía cuando me movía. 
(...) Fuera era verano. Las moscas, al valor, dejaban caer sus larvas. El pueblo se extendía bordeando el ancho camino de arena, un camino caliente, ocre, que le calcinaba a uno los ojos con su brillo.


(Fragmento de "La oración fúnebre", del libro "En tierras bajas", de Herta Müller, Punto de Lectura, 2010)

Equilibrios y articulaciones



"Es un forastero. Llegó ayer a la mañana con una bolsa y su silbido" ... 
..."una especie de música sagrada, el más puro latín de los ángeles, quién sabe, incluso, un murmullo de Dios"... (Fragmento de "El silbador" de Ondjaki, Letranomada) 




"La cancel da directamente al menguado patio de baldosas. Yo abro la cancel y encuentro el ruido. 
Lo busco con la mirada, como si fuera posible determinar su forma y el alcance de su vitalidad".
(Fragmento de "El silenciero", Antonio Di Benedetto, Adriana Hidalgo Editora)



"... Al silencio le gustaba escuchar la música; oía hasta la última resonancia y después se quedaba pensando en lo que había escuchado. Sus opiniones tardaban. Pero cuando el silencio ya era de confianza, intervenía en la música: pasaba entre los sonidos como un gato con su gran cola negra ...".
(Fragmento de "El balcón" de Felisberto Hernández)

      
   
"... Miraba las palabras al trasluz.                                    
Veía desfilar sus oscuras progenies hasta el final del verbo. 
Quería descubrir a Dios por transparencia".
(Fragmento de "En el final era el verbo", Olga Orozco,
 En el revés del cielo, Sudamericana)