"Hay que vivir con precisión para protegerse", Herta Müller

 
En tiempos de Nicolae Ceasescu,  la escritora rumana Herta Müller fue hostigada por el servicio secreto de su país por negarse a realizar tareas como informante. En su novela "Todo lo que tengo lo llevo conmigo", cuenta la historia de un adolescente que tras la Segunda Guerra Mundial es destinado a un campo de trabajo para la reconstrucción de la Unión Soviética. Una historia ligada a su propia vida, ya que su madre pasó cinco años en un lugar similar durante el estalinismo.En un reportaje (publicado en la Revista Ñ en abril de 2010, realizado por Mariana Dimopulos),  Müller se refiere los regímenes dictatoriales tanto en Rumania como en la Unión Soviética: 
"-Jorge Semprún dice en un libro que antes de la guerra tenía muy poco para contar, y después de la guerra y del campo de concentración, demasiado. ¿Usted conoce esta sensación?-"Claro, también tengo mucho para contar, pero yo estuve en una dictadura. Gracias a Dios, una dictadura no es un campo de concentración. Probablemente, el campo de concentración sea lo más extremo en métodos de vigilancia y represalias que uno puede experimentar. (...)  "Hay que vivir con precisión para protegerse ... La gente que viene de una dictadura está dañada, y son daños que no se ha buscado. Yo hubiera preferido vivir en un país donde no hubiese tenido esas experiencias y quizás nunca escribir un libro. ¿Por qué escribir? Podría haber hecho cualquier otra cosa"." ... -. ¿Qué piensa de la "literatura testimonial"?-Creo que nadie la elige. Una gran parte de la literatura en general, en el mundo, es literatura de testimonio, porque uno ha vivido algo y cuando uno escribe, escribe sobre eso. ¿Qué debería hacer si no? (...) ... En las dictaduras hubo arte encargado por el Estado, y por supuesto, también una larga serie de escritores que sirvieron a esa ideología. Yo no quiero tener nada que ver con eso; en todo caso lo que tengo es un encargo interior, es más bien una necesidad, tampoco es una misión. Lo misional es peligroso. Los misioneros se salen de tono muy rápido, y eso no aporta nada a la literatura". -"Apelando a la idea de la culpa colectiva, en 1944 la ocupación rusa en Rumania envía a aquellos alemanes que no estaban participando de la guerra a los campos de trabajo. ¿Las circunstancias se asemejan un poco al Lager de los nazis?-Diría que las condiciones no son similares. En el campo de concentración son muy distintas que en el campo de trabajos forzados, ya desde la intención. En el campo de concentración había judíos, pero también homosexuales, enemigos del Estado –lo que los nazis entendían por enemigos del Estado–, o discapacitados. Todos estaban ahí para que los asesinaran. Esa era la meta: la extinción. El objetivo de los otros campos era la reconstrucción de Rusia –así lo llamaban. Por supuesto, eso era el estalinismo más puro, era implacable, horrible, y podía acabar en la muerte, pero esa no era la intención. Que dejaran que la gente se muriese de hambre, que la hayan atormentado así, todo eso venía por añadidura, pero la intención no era el exterminio, mientras que en el campo de concentración sí lo fue".

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