La Siesta, el universo de Silvina Ocampo

La siesta
Intervención teatral en la casa Fernández Blanco inspirada en el universo de Silvina Ocampo.


Quien quiera asomarse al universo de Silvina Ocampo, escritora argentina, poetisa, cuentista, novelista y dramaturga, puede hacerlo, hasta agosto, los sábados a las 17 hs en la Casa Fernández Blanco, en el centro de Buenos Aires.

El escenario en el que se desarrolla la representación de La Siesta es por demás bello y funcional para la historia que se narra.

La Siesta es un verdadero relato puesto en escena, una historia que se nutre de las pistas de una vida rica y una obra literaria prolífica y lo hace por mérito de quienes las investigaron y supieron recrear.
Todo sucede en la casona de una familia aristocrática luego de una noche de carnaval.
Los personajes, ebrios aún por los festejos de la velada anterior, recuerdan los disfraces que lucieron en la oscuridad, juegan con las máscaras que han quedado de la celebración, hacen bromas, ríen, chusmean, adivinan en qué amores se enredó quién y bajo qué antifaz.
La familia toda y los miembros del servicio doméstico están envueltos en los preparativos de un banquete en honor de una ilustre huésped italiana que nunca aparecerá ante el público pero, sabremos, ha pasado por la casa. Así lo prueba una carta de la invitada, quien luego de su partida, se da cuenta de que le falta una alhaja valiosa que presumiblemente ha extraviado durante la cena allí.
La dueña de casa se propone encontrarlo, a como dé lugar.



Es hora de referirnos pues a los protagonistas que van y vienen de la puerta de entrada a la cocina, de la sala de estar a los aposentos del primer piso, del cuarto de piano a la despensa. Por momentos parecen estar dentro de un vaudeville porque despiertan comicidad. En otros, se entregan simplemente a la acción que se enmarca en la tragedia. Se mueven con dinamismo, hablan en un lenguaje delicado y sencillo. Cada uno con su sello propio: la madre (Mercedes Fraile), el padre (Daniel Goglino), la hija, Pridiliana, (Gladys Lamparelli) y el hijo de nombre Tobías (Luciano Kaczer). Para completar los lazos de sangre, el primo, Octavio, (Fabricio Rotella).
Además hay otras tres figuras: una suerte de ama de llaves llamada Apolonia (María Zubiri), una mucama, Eudora, (Luciana Mastromauro), la modista, Amalia Borde, (Julia Catalá) y un ayudante de cocina que interviene en la trama pero no se corporiza en el escenario.
Si bien durante gran parte de la obra, señores y criados conviven armoniosamente, la falta de un broche de brillantes, desata el autoritarismo de la dueña de casa. Como toda dama de sociedad que se precie, delega las peores tareas a otro. Hay que encontrar al culpable del hurto. Su sobrino será quien lleve adelante la pesquisa. Ignorando, no podría ser de otro modo, que cualquiera pudo haber tomado la joya, cualesquiera fuera su origen y condición social, Octavio somete a una revisión militar al personal de servicio.
Lejos de dejarse avasallar pasivamente, el ejército de trabajadoras alza la voz y se declara en pie de guerra.
A través de esta pieza dinámica, a la que no se le notan costuras, podemos espiar el fantástico mundo de Silvina Ocampo , ese cuya relación con los “sirvientes” -como los llamaba la clase alta porteña- fue de una intimidad poco frecuente en su medio.
Si hasta los personajes de Pridiliana y Eudora, la hija y la criada, se confunden en uno. Incluso su madre las confunde. También lo hace Octavio, el primo lujurioso y desenfrenado, casi lobo.
La siesta recrea con ironía y humor, la niñez, poco inocente, que retratan los cuentos de Silvina Ocampo, la crueldad, la crítica mordaz de las costumbres de familias tradicionales. También aborda temas como el secreto y la complicidad y también el deseo, constantes en su literatura.
Todo concurre a poner de relieve – sin caer en la tentación fácil de cargar el texto – aspectos de la poesía y prosa de Ocampo. Hasta el piano que toca la niña de la casa, Pridiliana, sirve para crear el clima propicio en el que la candidez se entremezcla con la ferocidad y la religión con lo profano. También aparecen las flores, que tanto encantaban a Silvina, la música, los juegos, el idioma francés, los privilegios de los varones.
A la excelente factura del texto dramático se suma un conjunto de interpretaciones notables, dirigidas con maestría. La utilización del espacio, el manejo de los cuerpos, la contundencia de los diálogos, los recursos de escenografía y vestuario contribuyen a dotar la obra de solidez, densidad y singular atractivo.

La siesta
Junio, julio y agosto - Sábados 17 horas
Casa Fernández Blanco - Hipólito Yrigoyen 1420
Espectáculo con entrada libre y gratuita
Cupo limitado a 30 espectadores por función. No se realizan reservas - Estricto orden de llegada – Se recomienda llegar con 20 minutos de anticipación. No se permite ingresar comenzada la función
Escrita y dirigida por Mónica Salerno
Dirección y colaboración autoral: Tatiana Sandoval y Magdalena Yomha
Elenco:
Amalia Borde: Julia Catalá
Madre: Mercedes Fraile
Padre: Daniel Goglino
Tobías: Luciano Kaczer,
Pridiliana: Gladys Lamparelli
Eudora: Luciana Mastromauro
Octavio: Fabricio Rotella
Apolonia: María Zubiri
Asistencia artística: Patricio Alvarado
Asistencia de dirección: Diego Becker
Vestuario y Arte: Mercedes Arturo
Peinados: G. F. Estilista, Peinó Tebo Sandoval
Maquillaje: Andrea Capli
Fotos: Jorge Gareis
Asistencia de Producción: Alejandro Barratelli
Producción General: Tatiana Sandoval

Vitali Chaconne, Marat Bisengaliev, violin