A pesar de los días desolados



XXXV
Caminas sobre tu propio corazón
y en él tienes tu casa, la quietud, el fuego,
a pesar de los días desolados:
te hechas sobre el suelo
y escuchas latir el mundo 
como si fuesen tus propios pasos
que se acercan.
Alberto Szpunberg (argentino 1940)


Herta Müller - La lengua que no pudieron romper

Herta Müller nació el 17 de agosto de 1953 en Niţchidorf, Banat, un sito de habla alemana de la región de Timisoara, en Rumanía.
Hija de granjeros suabos del Banato. Su padre sirvió durante la Segunda Guerra Mundial en las Waffen-SS y su madre fue deportada a la Unión Soviética en 1945 y pasó cinco años en un campo de trabajo en Ucrania.
Herta Müller estudió filología germánica y rumana en la Universidad del Oeste de Timisoara entre 1973 y 1976.
Formó parte del Aktionsgruppe Banat, una tertulia de escritores idealistas rumano-alemanes.
Entre 1977 y 1979, trabajó como traductora técnica en una fábrica de maquinaria, pero fue despedida en 1979 por no cooperar con la Securitatea Statului, la policía secreta del régimen comunista rumano de Ceaucescu.
Müller debió ingeniárslas para subsistir en ese contexto. Fue empleada en una guardería y dio lecciones de alemán, aunque continúo siendo acosada por la Securitate que la sometió a más de 50 interrogatorios.
En 1987, Müller se fue a vivir a Alemania con su marido, el novelista Richard Wagner. En 1997 abandonó el PEN Club como forma de protesta por la decisión de reunir las asociaciones de Alemania del Este y del Oeste tras la caída del muro de Berlín. En julio de 2008 publicó una carta abierta a Horia-Roman Patapievici, presidente del Instituto Cultural Rumano, como protesta por financiar una escuela rumano-alemana en la cual trabajaban dos ex-informadores de la Securitate.

Para conocer un autor, nada mejor que sus obras
 

Algunas de sus novelas están traducidas al español: "En tierras bajas", "El hombre es un gran faisán en el mundo", "La piel del zorro" y "La bestia del corazón".
Acerca de "La piel del zorro", la periodista venezolana Eva Feld comenta: "Müller ofrece un fresco cubista de la realidad, su palabra, como  la paleta de Juan Gris, descompone aquello que refleja: en haces convergentes en cuanto al contenido, pero divergentes según el significado de las palabras que emplea para narrar o para describir una realidad simultánea y paradójicamente condensada y diluida en una narración poética en la que no crea trama ni pathos, ni verdaderamente desenlace, aunque contenga traición, violación, corrupción, infidelidad, suicidio y otras muertes". También dice la periodista que el título en alemán y en francés es "El zorro ya era cazador"  y allí los remito porque vale la pena.
En esta novela, narra con una poética bella y cruda la vida del pueblo rumano preso de la dictadura. Su vida que se hizo literatura. También en su obra "En tierras bajas", su voz hecha niña, narra de la opresión y la tristeza de esa nación. Ninguno de sus textos puede escapar a este destino.
Decía el periodista Ryszard Kapuściński que no se puede escribir un artículo sin contexto. Pues bien, no hablo alemán, así que tomé prestado para éste un
un extracto de la entrevista que le hizo el cubano Carlos Aguilera, que aquí transcibo.
—El mundo dictatorial es ante todo un mundo de fronteras. En sus libros, los personajes muchas veces dan la impresión de que se encuentran asfixiados precisamente por el peso de esta frontera (que no sólo es geográfica o política, sino civil, lingüística, mental...). Representan estos personajes un reto? ¿Cómo lee u observa usted a sus propios personajes?
—En las dictaduras todo está muy desnudo, uno ve todo lo que no debe ver o aquello que en otras sociedades no está a la vista con tanta nitidez. Y uno ve también cómo repercute esto en la literatura. Sobre todo en negativo: apenas has descrito algo y ya viene la policía secreta. Es el miedo de los aparatos represivos frente a la literatura, frente a la urgencia con que se leen los libros. Y es que bajo las dictaduras las fronteras de las personas son trazadas intencionalmente y vigiladas por los aparatos represivos. Tienen una finalidad. Ésta consiste en prohibir la libertad, impedir que surja la idea de libertad.
La función de esas fronteras es dañar a las personas, destruirlas psíquicamente, hacerlas dependientes del miedo, domarlas. Funciona en cada dictadura, precisamente porque éstas trabajan el día entero en esa dirección, perfeccionan cada vez más su método hasta reducirlo al absurdo, hasta que se viene abajo por sí mismo. Pero las dictaduras eurorientales se colapsaron, implosionaron, no explotaron. Creo que, en parte, reventaron a causa de su delirio perfeccionista, del delirio de afinar tanto la represión que había un sector creciente de la sociedad que no era productivo, que sólo se dedicaba a la vigilancia, que generaba persecución y temor. La única labor productiva que merecía la pena era la fabricación del miedo y, al final, sólo se tenía un montón de miedo. La industria era un depósito de chatarra; la agricultura estaba destruida. Así les había ido también a los soviéticos. Al fin y al cabo, los soviéticos no disolvieron su imperio por altruismo o por bondad, sino porque sencillamente ya no había modo de solventarlo. La ocupación de Europa Oriental les resultaba demasiado cara.
En la Rumanía de entonces yo no notaba más que fronteras; no había lugar donde no existiese una. Todo era frontera, ¡hasta las fronteras reales del país con el exterior! Junto a esas fronteras nacionales se mató a mucha gente. (De hecho, más que fronteras son cementerios.) Las fronteras eran el Danubio y los confines verdes con Serbia y Hungría. Allí murieron millares de personas que huían sencillamente por hastío y que les daba igual perecer o no. Cada semana escuchaba uno decir fulano o mengano fueron fusilados. Sin embargo, eso no disuadió a nadie, porque la gente estaba harta y ya no soportaban la vida cotidiana. La frontera era un imán, y todo el mundo ansiaba estar fuera, fuera, fuera. Vivir en Rumanía desde la mañana hasta la noche sólo se soportaba con la idea de que no era para siempre, sino algo provisional de lo que alguna vez saldríamos.
Bajo las dictaduras de Europa Oriental la pobreza era un instrumento al servicio de la opresión, como la policía secreta, el ejército o el partido. Creo que así mismo es en los estados teocráticos. A la pobreza se añade el analfabetismo. A decir verdad, el analfabetismo en Rumanía no era tan alto; la mayoría de las personas sabían leer y escribir. Pero de qué sirve eso si la mayoría no entendía absolutamente nada. Conocían las letras, pero cuando has sido educado para no pensar, eres analfabeto de otra manera. De ahí que los personajes literarios sean como las personas reales.
Trabajé tres años en una fábrica de maquinarias. Allí todo estaba cementado, la vida estaba cementada, y he visto cómo viven las personas en un mundo así, casi congelados a merced del viento junto a una jodida banda transportadora dentro de una nave sin calefacción donde las ventanas no tenían páneles de vidrio. Tenían que empezar a tomar alcohol desde por la mañana para desentumecerse los dedos. Y había que romperse el lomo. Muchos llevaban ya 30 o 40 años trabajando en ese lugar; aldeanos que debían levantarse a las dos de la madrugada, caminar hasta alguna estación de trenes y viajar cuatro o cinco horas hasta alcanzar la fábrica. Una vez allí trabajaban hasta las cinco de la tarde y luego regresaban en tren hasta la estación. Llegaban a sus casas a las diez de la noche, muertos de cansancio. ¿Qué vida es ésa? Sin contar que se laboraba también sábado y domingo, pues no existía la semana de cuatro o cinco jornadas. Nunca cumplíamos el plan y cada vez que se incumplía había que trabajar también el fin de semana. No se producía nada, no había nada, nadie llegaba a viejo. Cuando los obreros alcanzaban la edad de retiro ya estaban enfermos y, un poquito después, muertos. Por entonces esa situación me aterraba sobremanera y me hacía sentir respeto por aquella gente. Me parecía inconcebible. Al cabo de sólo dos años, pensaba yo que no daba más, que aquello era insoportable, y cuando extrapolaba el asunto a los 30 o 40 años que muchos llevaban ya en aquella fábrica, de verdad es que sentía espanto.
Muchas veces tuve la sensación de que lo más importante era que uno estuviera siempre presente. Había que estar “allí”, y eso era vigilancia. La fábrica no era más que un lugar a donde se debía acudir cada día y permanecer allí el mayor tiempo posible para que el Estado viese lo que hacía uno. Todo era un centro de vigilancia. En invierno la oscuridad era total y no circulaba ningún medio de transporte. A las cinco de la mañana yo salía de mi casa para llegar a pie a la fábrica, pues a menudo no pasaba el tranvía ni el autobús. Pero cuando pasaba alguno, eran tantos los pasajeros en la escalera que no había modo de entrar. Con frecuencia, uno había perdido el tiempo esperando en vano a que pasara el tranvía. Entonces tenías que ir a pie, con el resultado de no llegar puntual y ganar una amonestación. Yo tenía muchos problemas y no quería darles a aquellos tipejos ningún pretexto para ultrajarme. Por eso quería ser correcta y puntual. Luego llegabas a la fábrica y ya te esperaban con una música de marcha, con los coros obreros. ¡Terrible! Comoquiera que te movieras por el patio de una fábrica, estabas marchando al compás... Yo trataba de cambiar el paso, porque no me gustaba la idea de dejarme llevar por aquella música, pero ni modo; caminaras como caminaras, era imposible. También durante la pausa del mediodía, a la hora del almuerzo, volvías a oír esos coros, transmitidos por altoparlantes hacia el patio. Un empleado extra se encargaba exclusivamente de este asunto. Un viejo comunista aquejado de cálculos renales. La música sólo cesaba cuando sus dolores eran demasiado intensos. Un verdadero cerdo. La hija de que aquel viejo comunista se había casado por el registro civil y de nuevo, a escondidas, por la iglesia. Lo hacían siempre así, por partida doble, para cubrirse las espaldas. No fuera a ser que realmente existiese un Dios y luego tuviesen problemas al subir al cielo. Qué clase de personajes son éstos que piensan en todas direcciones: en la Tierra, el Partido, en el cielo, en Dios. Había que buscar la manera de arreglarse con ambos. Así era la gente. Y esas personas las hay también en mis libros. ¿De qué otra manera iba a ser?



Esta última parte del documental del History Channel sobre Nicoale Ceaucescu.
En Youtube puede verse el resto.

Nothing Else Matters - Apocalyptica



Apocalyptica es una banda de metal sinfónico formada en Helsinki, Finlandia en 1993 por cuatro violonchelistas graduados de la Academia de Música Clásica Sibelius.

La luz es muy intensa y perdura



Juan Rulfo en España después de recibir el Príncipe de Asturias, 
entrevistado por Mercedes Mila.

Juan Rulfo nació en Apulco, municipio de San Gabriel, distrito de la ciudad de Sayula, Estado de Jalisco, México, el 16 de mayo de 1917. Murió en la Ciudad de México, el 7 de enero de 1986. Escritor, guionista y fotógrafo, formó parte de la generación del 52.
Aunque escribió otros textos, entre ellos una novela que destruyó, un guión cinematográfico y una obra acerca de la Conquista, es conocido por dos obras memorables: El llano en llamas (1953) y la novela Pedro Páramo (1955).
El llano en llamas es una recopilación de cuentos. La segunda edición, revisada por el autor, que apareció en 1970, está integrada por diecisiete relatos. A los del volumen original  se sumaron: El día del derrumbe y La herencia de Matilde Arcángel.
Uno de los relatos de ese libro de cuentos es Nos han dado la tierra. 
No me permito, al menos en público, opinar sobre obras maestras. Pido una pequeña dispensa. 
Ha pasado el tiempo y aún es posible imaginar la situación que plasma Rulfo en esas páginas en otro escenario, en algún otro lugar del mundo.

Hallelujah de Leonard Cohen - Canta k.d. lang (sin mayúsculas)



k.d. lang interpretó  "Hallelujah"  en The Juno Awards 2005 en Winnipeg (Manitova - Canadá).  No ganó el certamen. Avril Lavigne recibió el premio a la "Artista del año". Estaban nominados también: Bryan Adams, Celine Dion, Diana Krall.

Leonard Norman Cohen
Poeta, novelista y cantante canadiense, nació el 21 de septiembre de 1934 en Montreal.

Kathryn Dawn Lang
Nació el 2 de noviembre de 1961. Más conocida como k.d. lang (sin mayúsculas), es una cantante canadiense de pop y country ganadora de cuatro premios Grammy.


Avril Ramona Lavigne
Nació el 27 de septiembre de 1984. Cantante y compositora canadiense, diseñadora de moda y, ocasionalmente, actriz. Toca la guitarra eléctrica y la acústica, el piano y la batería. Ha vendido más de 30 millones de copias de discos en todo el mundo.

Analepsis - Flashback - Aviso Diario La Prensa - 1927